Existen diferentes trastornos del sueño y todos en alguna ocasión, hemos escuchado a alguien de nuestro alrededor quejarse sobre la calidad de su sueño. Es posible que nosotros mismos lo hayamos sufrido, o suframos en un futuro. Pero no todo son malas noticias, ya que la mayoría de estos trastornos pueden evitarse o tratarse realizando pequeños cambios en nuestro estilo de vida.
Tan simple como llevar a cabo decisiones saludables de manera habitual, nos ayudará a dormir mejor. Nuestros hábitos diarios, nuestras elecciones y decisiones en relación con el ciclo de sueño-vigilia son fundamentales a la hora de actuar como disruptores o como potenciadores de un sueño, y por tanto, poder tener un descanso de buena calidad. Prueba de ello es que, modificaciones como el horario en el que nos vamos a dormir, los rituales previos, el tipo de alimentación, incluso la frecuencia con la que hacemos o no ejercicio físico, tienen repercusión no solo en nuestra calidad de sueño, sino también en la energía y vitalidad con la que abordamos nuestro día a día.